Sueño. Esa palabra mágica que trae brillo a nuestros ojos y enseguida, nos pone un par de alas para comenzar un viaje, a veces corto, a veces casi infinito. A medida que nuestro sueño describe y planea su vuelo sin compromiso alguno para tornarse realizable, se dibujan tantas expresiones en nuestra cara y generalmente, se produce una sensación placentera en nuestro interior.
Soñamos con tantas cosas, algunas más o menos intangibles y/o reales entre otras, pero siempre, desde pequeños, somos acompañados por una nube cargada de sueños de cualquier forma, magnitud, color, fragancia o textura.
Con el paso del tiempo, muchos sueños se convierten en deseos cumplidos. Una porción se encuentra en “inventario”, otros son aquellos frustrados que por cualquier cosa no fue posible hacerlos realidad y en el presente, ya no tiene caso, y una amplia lista de otros que ha sido originada en el decorrer de nuestra experiencia y desarrollo personal y que se han convertido en un precioso deseo, por el cual somos intencionados y movidos con el propósito de alcanzar eso que tanto queremos, y aquí estoy, convirtiendo este espacio en una “máquina de sueños”, haciendo pública mi lista y expectante a lo que puede ser.
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